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miércoles, 31 de agosto de 2016

Niños con móvil: Y luego nos quejamos (y II)

Hace unos días, en la primera parte de "Niños con móvil: Y luego nos quejamos", contábamos una escena familiar en la que los niños jugaban mientras los padres miraban continuamente sus móviles y hablábamos de la importancia del ejemplo hacia los hijos.

Vamos a presentar ahora otra escena diferente, de la que también fuimos testigos hace unos meses: estamos tomando un café varias personas en una terraza un atardecer del pasado mayo. La terraza está en uno de los lados de una plaza peatonal, en un pueblo de unos 18.000 habitantes, cercano a Valladolid. Unas mesas más allá hay tres parejas tomando algo y charlando. En la mesa de al lado hay cinco niños, todos varones, a los que calculamos entre 8 y 10 años. Son los hijos de las tres parejas. Cada uno tiene su teléfono móvil y escribe constantemente. Aparentemente están utilizando alguna aplicación de mensajería instantánea (Whatsapp o similar). No hablan entre ellos, ni se miran siquiera. Sólo miran la pantalla y escriben.

Observo la escena durante unos minutos y comento a mis compañeros de tertulia: "Estos niños tendrían que estar dando patadas a una pelota, corriendo, montando en bici o en patinete... Tendrían que aprovechar para jugar, en vez de estar toda la tarde sentados, embobados cada uno con su móvil". Una de mis contertulias, que, además de madre de cuatro hijos es directora de un colegio de Primaria y habituada, por tanto, a tratar con niños y a observarlos, me responde de inmediato con un razonamiento que me parece muy apropiado: "Si los niños estuviesen jugando por la plaza, sus padres tendrían que estar echando un vistazo de vez en cuando, preocupándose de que tuvieran cuidado, que no molestaran a los demás, que no se hicieran daño, que no se acercaran a la carretera... Ahora los tienen a la vista y saben que no corren ningún peligro, así que pueden despreocuparse y tomarse el café tranquilamente."

Así que los niños protagonistas de esta escena han ganado en seguridad para ellos y tranquilidad para sus padres. Pero, ¿qué han perdido? El juego al aire libre contribuye positivamente al desarrollo del niño. En el plano físico, las mejoras en el desarrollo de su motricidad gruesa, su movilidad, la percepción de sus límites físicos y sus capacidades (y el intento de superarlos) se oponen al posible incremento del sedentarismo, la baja forma física y la posible obesidad futura de la que alertan algunos estudiosos del tema, por el uso abusivo de las pantallas. 

En cuando al aspecto psicológico, el juego en grupo fomenta la colaboración y la creatividad. Inventando o adaptando juegos los niños aprenden a establecer reglas, a respetarlas, a resolver conflictos, a escuchar, participar y llegar a acuerdos... Muchas aptitudes que más adelante, serán de incalculable valor en su vida adulta y que son muy cotizadas en diferentes empleos y profesiones. Esas capacidades de respeto a los demás y resolución de conflictos son también fundamentales en su vida afectiva y las necesitarán para enfrentarse a muchísimas situaciones cotidianas, tanto laborales como familiares y sociales.

Y ya que hablamos de la faceta social, la convivencia cara a cara, hablar en vivo, aprender a escuchar, ayuda a mejorar la expresión oral, a hacerse entender sin emoticonos y a comprender a los demás en directo, evitando malentendidos, pudiendo explicarse, corregirse y mejorar sus relaciones sociales y su capacidad de empatía.

No vamos a extendernos más sobre las ventajas del juego real sobre el uso, posiblemente abusivo, del teléfono móvil. Pero sí a hacer una reflexión sobre lo que algunos han dado en llamar las "pantallas niñera" o los "smartphones y tablets niñera": dejar a los niños "al cuidado" de un teléfono móvil o una tableta, de manera que ellos estén quietecitos en el sofá y nosotros más cómodos, mientras podemos dedicarnos a las tareas domésticas, terminar algún trabajo pendiente, leer, descansar o, simplemente, mirar nuestras redes sociales y charlar con los amigos a través de nuestro móvil. Es indudable que las "nuevas tecnologías" abren infinitas posibilidades a los chavales y que tienen que acostumbrarse a manejarlas. Pero es necesario controlar el tiempo y el uso concreto que de ellas hacen los niños. Hasta los 12 años su uso debería ser guiado por los padres o algún adulto cercano que evite, tanto el abuso como el acceso a contenidos inapropiados. Nuestra comodidad o tranquilidad, si una escena como la antes descrita se repite constantemente, tanto en casa como fuera de ella, puede estar contribuyendo a que los niños no se desarrollen ni maduren adecuadamente. El móvil puede ser un complemento, pero nunca un sustituto del juego al aire libre, de la experiencia directa ni de las relaciones humanas reales.

Es indudable que la sociedad ha cambiado y que actualmente no es fácil, sobre todo en entornos urbanos o en pueblos grandes, que los niños y niñas puedan salir a la calle a jugar libremente. Por eso debemos aprovechar esas ocasiones para enseñarles que, a veces, el mejor uso que pueden dar al móvil es dejarlo en casa.


jueves, 18 de agosto de 2016

Niños con móvil: Y luego nos quejamos (I)

Hace unos días estuvimos en un restaurante de comida rápida (hasta el propio Dr. Grande Covián reconocía llevar a su nieto de vez en cuando) un sábado a la hora de comer y presenciamos la siguiente escena: una familia formada por el padre y la madre, ambos de treinta y tantos, y dos niños, de unos cuatro y seis años estaban disfrutando sus menús. La madre no soltó el móvil de la mano prácticamente durante toda la comida y el padre lo dejaba sobre la mesa, pero lo consultaba constantemente y volvía a dejarlo. Los niños, además de comer, jugaban cada uno con su juguete, de esos que regalan con los menús infantiles.

De vez en cuando, los niños se dirigían a sus padres, preguntaban algo, querían enseñarles algo de sus juegos... Intentaban llamar su atención. Lo más que recibían era un monosílabo por respuesta que les daba el padre, sin apartar la vista de la pantalla. Uno de los niños se dirigió insistentemente a la madre, que acabó diciéndole: "No seas pesado". Durante todo el tiempo que estuvieron allí, los padres siguieron con sus móviles y los niños con sus juegos. Lo que no sabemos es si la autoestima de los niños habría mejorado en ese rato, pero muy probablemente no. 

Imagen de es.123rf.com
Esta escena no es, ni mucho menos, inusual. Este verano la hemos visto también en parques, playas, piscinas..., lugares y situaciones que podrían servir para una convivencia real entre padres e hijos. Y nos dio que pensar en el ejemplo que están dando esos padres a sus hijos, respecto a qué es más importante: jugar con ellos o atender al móvil. Los niños de esa edad no lo verbalizan, ni parecen darse cuenta, pero están interiorizando la forma de actuar de quienes suelen ser sus principales referentes en la primera etapa de la vida. Además, están observando constantemente a los adultos de su círculo más cercano y copiando consciente o inconscientemente las actitudes de las personas con quienes se sienten más unidos. Es un aspecto fundamental en su aprendizaje. Probablemente llegará un día en que esos niños tengan cada uno su móvil y no atiendan a sus padres cuando estos les pidan que hagan los deberes, que recojan su habitación, que ayuden a poner la mesa...

Por otra parte, está comprobado el uso excesivo del móvil que hacen muchos preadolescentes y adolescentes (y muchas personas no tan jóvenes). Mostrar a los niños pequeños que un smartphone es un aparato que hay que estar mirando constantemente e interactuando con él, más que con las personas, es una buena manera de acercarlos a esa actitud que puede terminar en una auténtica adicción.

Ya hemos dicho alguna vez en este blog que las tecnologías frecuentemente te acercan a quienes tienes lejos, pero te alejan de quienes tienes cerca. Recuerda, además, que la mejor educación es el ejemplo.

Clínica Panaderos - Área de Psicología

viernes, 29 de julio de 2016

Yo te leo, tú me lees...

En las entradas de verano siempre nos gusta escribir alguna con pautas útiles para las vacaciones. El año pasado, por ejemplo, escribimos "Cinco noes para disfrutar más las vacaciones", seguido de "Y cinco síes para disfrutar más las vacaciones".

Este verano no vamos a proponerte ninguna actividad que necesite pantallas, ni tecnología moderna, sino otra muy sencilla, pero muy importante para los niños
(con una edad recomendada de 1 a 10 años). Se trata simplemente de leer, pero no de que ellos lean un libro por obligación y tú leas otro para dar ejemplo, no. Se trata de leerles un libro a ellos y de que, si tienen edad suficiente y saben leer, de que ellos también te lean a ti. Y es una actividad que se puede iniciar ahora, en verano, cuando normalmente tenemos más tiempo libre, pero que puede hacerse extensiva a otras vacaciones, puentes, fines de semana, etc.

El objeto de esta entrada no es analizar la importancia de la lectura, por lo que no vamos a detenernos en ello. Sólo haremos dos afirmaciones: si los niños aprender a leer bien, les resultará más fácil estudiar, porque la lectura es una destreza básica para el éxito escolar. Y si disfrutan leyendo de pequeños, es mucho más fácil que sean buenos lectores cuando crezcan, lo cual les aportará madurez, cultura y una perspectiva más amplia de la vida. Pero en el proceso de adquisición de la afición a la lectura, el ejemplo es fundamental. Si ven a sus padres leyendo y tienen a mano libros adecuados a su edad, es más fácil que se acerquen a un libro sin que se convierta en una pelea o una obligación. Por el contrario, si nos pasamos los ratos en casa consultando el móvil, con el tablet sobre las piernas mientras vemos la tele, difícilmente podremos convencerlos de lo bueno que es leer.

Los niños deben acostumbrarse a vernos con libros en la mano desde que tienen pocos meses. Antes del año ya deberíamos leerles cuentos cortos, de esos con muchos colores y con páginas que pueden tocar: con diferentes texturas, formas, pegatinas, incluso con olores!!! Un poco más adelante, con pestañas móviles para que puedan manipularlos, o con figuras que permiten construir casas, castillos... La variedad es, afortunadamente, amplísima. Pero si, además de vernos leer y tener libros a su alcance, comparten con nosotros ratos de lectura, la experiencia será completamente distinta.

Biblioteca infantil. Imagen GFDL.
Cuando leemos cuentos a niños de 3-7 años, podemos permitirnos teatralizar la lectura: cambiar las voces según los personajes, hacer ruidos, pausas, interrumpir la lectura para preguntarles algo... En definitiva, hacer que el cuento tome vida y se sumerjan por un rato en una vivencia distinta, más completa de la historia que les estamos presentando. Y cuando ellos nos leen a nosotros, adoptan un papel similar, imitar distintas voces, enriquecer su expresión y compartirla con nosotros. Para ello, siempre habrá que escoger lecturas apropiadas a su nivel lector, de manera que su lectura no sea dificultosa y evitaremos corregir los posibles errores, siempre que no afecten a la compresión general de la historia. Además, así podremos detectar su nivel de lectura para ver si va evolucionando como debería, o necesita algún tipo de refuerzo (más adelante, ahora no es el momento).

En definitiva, la actividad que te proponemos para estas vacaciones es un rato de lectura en voz alta con niños (hijos, sobrinos...). Tú les lees un rato y, si ya saben leer, ellos pueden leerte otro. Una buena hora sería después de la cena. Es condición imprescindible apagar los móviles, tabletas, ordenadores, videoconsolas... Evitad toda distracción para dedicaros solamente a disfrutar de la lectura. El único aparato eléctrico que se permitiría sería una linterna para alumbrar las páginas del libro, por si la necesitas.

Imagínate bajar con los niños a la playa, con un buen cuento de piratas u otras historias con el mar como escenario y leérselo a la luz de la linterna, cuidando la puesta en escena y todos tus recursos expresivos. O una buena historia de misterio en un claro del bosque o en la montaña... Ten cuidado de que el cuento sea adecuado a la edad y de que los más pequeños no se asusten. Se trata de que disfruten, de que vivan una experiencia que para ellos (y también para ti) será inolvidable.

Clínica Panaderos - Área de Psicología

jueves, 30 de junio de 2016

¿Cuadernos de vacaciones, sí o no? (y II)

En la entrada anterior hablamos sobre los cuadernos de vacaciones específicamente para estudiantes de primaria que habían suspendido alguna asignatura o no habían alcanzado determinados objetivos. Ahora toca hablar del caso en que vayan alcanzando los objetivos sin dificultad. ¿Hay que obligar a los niños a que hagan cuadernos de vacaciones cuando ya han terminado bien el curso? Bueno, dicho así suena realmente fuerte y la respuesta inmediata sería "no". Pero hay cuestiones que debemos tomar en consideración:

- Si no hacen nada, ¿se van a olvidar de lo aprendido? Evidentemente, se pueden a olvidar de buena parte de lo que hayan aprendido. Pero en la mayoría de los casos, la cantidad de conocimientos que recuerden no es crucial, pues muchos los recordarán en las primeras semanas del curso siguiente. Lo realmente importante son los hábitos. ¿Tiene nuestro hijo o hija unos hábitos de trabajo y organización personal realmente consolidados? Si la respuesta es sí, entonces es poco probable que los pierdan durante las vacaciones, aunque algunas pequeñas tareas sencillas contribuirán a mantenerlos. Pero si sus hábitos de trabajo están poco afianzados, dos meses y medio de vacaciones sin tocar un lápiz y un papel pueden ser devastadores y, cuando empiece el curso, tendremos que empezar a trabajar las rutinas de trabajo, los tiempos y la organización y el año escolar que viene será más complicado que si los hubiese mantenido durante el verano.

- Si los dejamos totalmente libres, ¿cuál va a ser la alternativa? Muchos padres y madres creen que sus hijos ya han trabajado bastante durante el curso y es mejor que en verano no hagan absolutamente nada relacionado con la escuela. La idea aparentemente está muy bien, al menos en teoría. Pero el tiempo que habrían dedicado a hacer algún cuadernillo, ¿a qué lo van a dedicar? ¿Al móvil, la televisión y la tableta? ¿O realmente van a jugar con otros niños, a interactuar, divertirse y jugar? Los cuadernos de vacaciones, si decidimos utilizarlos, no deben quitar tiempo al juego, a las relaciones con familiares y amigos, al ejercicio físico que supone la bici o la piscina, a la diversión... Se trata de que quiten tiempo al aburrimiento, por ejemplo, de esos ratos muertos en los que no quieren dormir la siesta y no pueden salir a la calle, porque son las cuatro de la tarde y hace muchísimo calor. Nunca pondríamos un cuadernillo de vacaciones por delante de un par de semanas de campamento, pero sí en lugar de horas y horas enfrente de una pantalla.

Página de un cuaderno de Edufichas
- ¿Son tan duros los cuadernos de vacaciones? Si echamos un vistazo a los que encontraremos en cualquier gran superficie, veremos que en la mayoría de los casos no lo son (recuerda que no nos estamos refiriendo a cuadernos para recuperación de asignaturas suspensas). Los cuadernos de temática general para alumnado de primaria tienen actividades divertidas, juegos, bonitos colores y están diseñados para que los niños recuerden conocimientos y habilidades de una manera entretenida, e incluso divertida. Salvo que en el centro educativo recomienden un cuaderno en concreto, una buena estrategia puede ser que el cuadernillo coincida con la misma editorial que los libros de texto que el niño haya tenido durante el curso, pues seguro que tienen alguna similitud. Y otra es que el propio niño o niña escoja el que más le llame la atención, el que le atraiga, porque así en principio estará más motivado para hacerlo. Es probable que a los pocos días se canse y haya que "empujarlo" un poco, pero al menos tendremos el argumento de que lo ha decidido él.

- ¿Merece la pena gastarse el dinero en esto? Pues es cuestión de opiniones y de la situación económica de cada familia. No obstante, los precios suelen ser moderados. Un cuadernillo puede costar lo equivalente a unas cañas y unas tapas. Pero si no queremos gastarnos el dinero, podemos buscar en Internet, pues hay páginas con cuadernos de vacaciones de descarga gratuita. Tendremos que imprimir algunas páginas, pero también podremos descargar varios e imprimir solamente las páginas que nos interesen a nosotros o las que prefiera quien tiene que hacerlas. Puedes visitar, por ejemplo, las páginas www.mundoprimaria.com o www.edufichas.com, que tienen diversos cuadernos para descargar. También hay una recopilación de enlaces a otros cuadernos en el blog de Elena Jiménez Fuentes.

Para terminar, diremos que en nuestra opinión los cuadernillos de vacaciones pueden ser un buen recurso para mantener los hábitos y recordar conocimientos adquiridos durante el curso, siempre que se planteen con moderación, como algo entretenido y divertido, e intentando que llenen los ratos de aburrimiento y, si es el caso, disminuyan el exceso de uso de pantallas, especialmente en niños de corta edad.

Área de Psicología - Clínica Panaderos

lunes, 27 de junio de 2016

¿Cuadernos de vacaciones, sí o no? (I)

En los últimos años, y con mucha más frecuencia en los últimos meses, estamos asistiendo a debates sobre la importancia de los deberes escolares: madres que se manifiestan abiertamente en contra, profesores que piensan que son necesarios, psicólogos y pedagogos que defienden la necesidad de evitar la sobrecarga, otros que acentúan la importancia de crear hábitos de trabajo, etc., opinando sobre un tema que nunca se acaba de contestar satisfactoriamente para todos. Un tema, por tanto, muy de actualidad, así que, ahora que se acaba el curso, llega otro tema polémico: ¿deben hacer cuadernos de vacaciones, o no tocar un lápiz hasta septiembre?

No se puede dar una respuesta "universal", porque cada niño o niña es diferente y sus circunstancias varían mucho, pero intentaremos ayudar a tomar la decisión acertada, especialmente para niños del último curso de educación infantil y los seis cursos de primaria. Para estudiantes de secundaria, te puede interesar esta entrada: Fracaso escolar: ¿A la playa con los libros?

En primer lugar, vamos a hablar de los casos en que el niño ha suspendido alguna asignatura, o, en otras palabras, no ha alcanzado determinados objetivos. Aunque en infantil y primaria no hay exámenes de septiembre, por lo que muy probablemente no tengan trabajos obligatorios ni exámenes (al contrario que en secundaria) es muy importante reforzar las materias que no ha aprobado para rellenar lagunas y ayudar a que comience el próximo curso sin dificultades. Para eso, la información que nos facilitarán los maestros, si se lo pedimos, es fundamental. Si, por ejemplo, falla en cálculo, sin tener una dificultad educativa específica (que exigiría una respuesta más personalizada), sino solamente falta de práctica, algún cuadernillo de cuentas y problemas puede ser muy útil para que adquiera la agilidad que necesita.

Una destreza en la que pueden tener dificultad es en la escritura y, para darnos cuenta, no necesitamos la opinión de la maestra: nos basta con echar un vistazo a sus cuadernos y comprobar si se entiende bien lo que escriben, si el estilo es uniforme... A veces vemos niños de 8-10 años, e incluso adolescentes, con una letra realmente complicada de entender, incluso para ellos mismos: letras sueltas, mayúsculas en medio de las palabras sin ninguna razón ortográfica, trazos irregulares, unos rectos y otros inclinados... Muchos padres piensan que sus hijos ya mejorarán la letra con el tiempo. Pero no es cierto. La caligrafía se va personalizando según crecen, particularizándola y adaptándola a su modo de trazar, pero si la base es mala, se irá reforzando una "mala letra," personalizada, pero mala. Hacer cuadernos de caligrafía es una tarea pesada, que a ellos no les gusta, pero puede ser necesaria. Y tengamos en cuenta que corregir una mala letra a los 8 ó 9 años es mucho más fácil que a los 16. Así pues, si creemos que lo necesitan, de 15 a 30 minutos de caligrafía no son ninguna barbaridad. Y, ya que estamos, en estos casos somos más partidarios de los cuadernos específicos que de los ejercicios de copia libre (copiar algunos párrafos de un cuento...), puesto que les viene mejor un modelo en el que fijarse línea a línea y la letra, así como una pauta de determinado tamaño y espaciado.

Lo mismo se podría decir de cualquier área en la que nuestro hijo o hija haya obtenido unos resultados inferiores a los que cabría esperar. La tutora o el tutor podrá orientarnos sobre qué capacidad debe reforzar o qué conocimientos le conviene adquirir o consolidad para el curso siguiente.

Evidentemente, tenemos que dejarnos guiar por la sensatez. El verano no es, en estas edades, un momento de trabajo intensivo, ni de profundización. Es, sobre todo, de relax, descanso y desconexión, pero también son dos meses con mucho tiempo libre, en los que se puede aprovechar para suplir carencias y reforzar debilidades, pero siempre en un entorno menos reglado y con actividades que, además de ser educativas, sean lo más lúdicas y atractivas que podamos.

En la próxima entrada hablaremos sobre la conveniencia de los cuadernos de vacaciones para quienes no tienen ninguna dificultad en la escuela.

Clínica Panaderos - Área de Psicología

martes, 31 de mayo de 2016

Mayores: móvil más fácil (sin cambiar de móvil)

Hablábamos hace tiempo en este blog de los cuatro pilares del envejecimiento activo, uno de los cuales es la salud social. No cabe duda de que las tecnologías de la información (ordenadores, acceso a Internet, teléfonos inteligentes, tabletas...) ayudan a mantener el contacto con familiares y amigos. España es el número uno en Europa uno de los países del mundo con mayor índice de penetración de smartphones en la sociedad, con más del 80% y, dado el envejecimiento de nuestra población, es indudable que muchos adultos mayores utilizan teléfonos inteligentes a diario.

Sin embargo, el uso de teléfonos inteligentes en adultos mayores no está exento de problemas. Por una parte, hay personas que, por limitaciones de visión, no se apañan bien con los iconos pequeños de tantas aplicaciones preinstaladas y que, muchas veces, ni se utilizan ni se pueden desinstalar, porque las incluye obligatoriamente el fabricante. También pueden tener problemas de visión o motrices que dificulten escribir con teclados tan pequeños como los que aparecen en la pantalla. Además, el teléfono puede tener una avería o quedarse anticuado y, ante la necesidad de cambiarlo, aprender otra vez dónde están las aplicaciones o los nuevos iconos puede suponer un verdadero reto, cuando no una fuente de frustración y estrés. Para empeorar las cosas, las capas de personalización que muchos fabricantes añaden sobre el sistema operativo puro a sus móviles hacen aún más difícil el cambio a un terminal nuevo.
Pantalla de BIG Launcher
 Una buena solución para facilitar a las personas mayores el manejo diario de los teléfonos inteligentes son los "launchers". Podríamos decir que un launcher o lanzador es la pantalla principal, lo primero que vemos cuando encendemos el móvil (tras introducir la contraseña, si es el caso) a través de la cual accedemos a las diferentes pantallas, aplicaciones y widgets. Los fabricantes de móviles (o los operadores) incluyen sus propios lanzadores con pantallas y aplicaciones preinstaladas, algunas de las cuales no podemos modificar ni desinstalar. Y aunque los diferentes sistemas operativos pueden aportar ciertas facilidades de accesibilidad, en este caso tenemos que decantarnos por Android, pues sus posibilidades son mayores que las de iOS o Windows Phone.

Pantalla de Necta Launcher
El objetivo de los lanzadores es sustituir el propio lanzador que viene preinstalado en el teléfono de una forma que permita personalizar las pantallas y el acceso a las aplicaciones de nuestro móvil de acuerdo con nuestros gustos y preferencias. Y, en el caso de los lanzadores para personas mayores, simplificar la interfaz de usuario. Como norma general permiten cambiar los iconos, colores y tamaños de fuente de manera que sean más legibles y fáciles de identificar. También se pueden agrupar en la pantalla principal las aplicaciones más usadas, para encontrarlas con más facilidad. Conviene aclarar que el launcher no elimina las aplicaciones que estaban en el teléfono, ni las modifica. Simplemente facilita el acceso, pero todo lo que estaba instalado en el móvil sigue ahí y basta con desinstalar el lanzador para que el móvil vuelva a su interfaz original.

Hay muchos lanzadores en Google Play, pero no todos son adecuados para mayores, pues algunos tienen tal nivel de personalización que pueden complicar mucho la configuración y proporcionarnos el efecto contrario del que buscamos. Una simple búsqueda con las palabras clave "launcher mayores" nos mostrará los que nos interesan en este caso. No vamos a recomendar ninguno concreto. Entre los más conocidos y valorados por los usuarios encontramos:

  • Big Launcher,  que tiene una versión gratuita con posibilidades de personalización limitadas, para probar y la versión completa, con un precio de 10€.
  • Wiser - Simple Launcher  (aunque algunos usuarios se quejan de que la primera pantalla aparece en inglés y no se puede cambiar el idioma, extremo que no hemos comprobado).
  • Necta Launcher, que se puede descargar gratis, pero ofrece compras integradas dentro de la aplicación para ampliar las funcionalidades.

  • Pero, como decimos, hay muchos más, gratis y de pago. Lo mejor es probar las versiones gratuitas de varios para encontrar el que mejor se adapta a nuestras necesidades o las de quien va a usarlo. Y, una vez familiarizados con ella, adquirir la versión de pago si lo consideramos necesario.

    De cualquier manera, una vez que nuestra madre o nuestro abuelo se haya habituado a la interfaz del launcher, en caso de que tenga que cambiar el terminal no tenemos más que instalar el mismo lanzador y configurarlo como lo tenía anteriormente, para eliminar el "sufrimiento" de que tenga que acostumbrarse a un teléfono nuevo.


    martes, 28 de abril de 2015

    Fracaso escolar: ¿Se puede salvar el curso? (y II)

    En nuestra anterior entrada, Fracaso escolar: ¿Se puede salvar el curso? (I)  hablamos del tiempo y el lugar de estudio adecuados para mejorar los resultados y conseguir remontar una posible situación de fracaso escolar. Nos quedan ahora dos aspectos más a tratar:

    3.- ¿Qué? La materia de estudio

    Evidentemente, las materias o asignaturas a reforzar son aquéllas que se han suspendido. Pero, además, es muy fácil que el estudiante dedique esas asignaturas menos tiempo que a las demás, precisamente porque se le dan mal, no le gustan, les tiene manía... Y es necesario que comprenda que, por esa dificultad o esa manía, tiene que dedicarles más tiempo, más esfuerzo y más concentración. Por supuesto, es importante saber en qué falla en cada materia suspensa: podría ser en el planteamiento de problemas (Matemáticas, Física, Química...), en la correcta memorización o en la relación entre los contenidos memorizados (Geografía, Historia...), en la falta de comprensión de estructuras gramaticales o en la pronunciación (Francés, Inglés...). No se trata sólo de estudiar más, sino de saber qué hay que estudiar más. Y para ayudarnos a descubrirlo, nada mejor que los profesores que evalúan con frecuencia a nuestros hijos y saben en qué fallan habitualmente.

    4.- ¿Cómo? Las técnicas de estudio

    En los centros docentes se suelen dedicar bastantes sesiones a lo largo de diferentes cursos a las técnicas de estudio más habituales: subrayado, resúmenes, esquemas, mapas conceptuales, etc. No vamos a detenernos en ellas, pues es fácil encontrar referencias en Internet. En lo que vamos a insistir es en la conveniencia de mirar despacio el libro de texto, sobre todo las páginas del principio y el final del libro, así como la primera y la última de cada tema, porque es frecuente que encontremos precisamente algún esquema o mapa conceptual, los contenidos más importantes de la unidad, etc., que los estudiantes muchas veces pasan por alto, pero que pueden dar pistas importantes y simplificar el trabajo.
    Imagen de es.123rf.com

    Se pueden, además, buscar otras técnicas alternativas: el sistema Leitner, las clásicas reglas mnemotécnicas para aprender determinados contenidos memorísticos , el método Pomodoro de distribución del tiempo (adaptado para adolescentes, pues el método puro puede resultar demasiado rígido) y muchas más. Lo importante es encontrar una que ayude a superar las debilidades de nuestro hijo.

    Aparte de estos cuatro puntos, una duda que se suele plantear con frecuencia es: ¿academia o profesor particular? Cuando los hijos van creciendo y los contenidos van siendo más avanzados, muchos padres no estamos ya en condiciones de ayudar a nuestros hijos. Por poner un ejemplo: ¿quién se acuerda de la formulación química? ¿O de los problemas de movimiento uniformemente acelerado? O simplemente no contamos con el tiempo necesario o la paciencia que se requiere. En estas circunstancias podemos decidir que es mejor un apoyo externo que ayude a nuestro hijo. Pero a estas alturas de curso, con menos de dos meses para "salvarlo", si optamos por ese apoyo externo, nuestra recomendación es un profesor particular, que se adapte a las peculiaridades de nuestro hijo o hija y le ayude a reforzar sus debilidades, más que una academia que tenga un grupo de alumnos amplio y les dé contenidos más generales. Las academias pueden ser útiles a lo largo de todo el curso, pero, como refuerzo de emergencia, no nos parecen lo más adecuado.

    Para terminar, insistimos en que estos consejos son adecuados para estudiantes con pocas asignaturas suspensas. Pasando de tres o cuatro, probablemente lo más sensato sea seleccionar qué asignaturas se van a intentar en junio y cuáles pueden "aplazarse" para reforzarlas en verano. ¿Y cuáles son las menos problemáticas para estudiar en verano? Pues depende de cada persona y de lo que se le dé mejor o peor. Pero en la educación de nuestros hijos, la orientación del tutor y puede ser muy valiosa. Y cuanto antes, mejor. 


    lunes, 13 de abril de 2015

    Fracaso escolar: ¿Se puede salvar el curso? (I)

    Vuelta a clase después de las vacaciones de Semana Santa. Nuestro hijo o hija puede ir superando el curso sin dificultad, pero no es raro que las cosas no vayan tan bien. Hace tiempo publicamos en este blog una entrada con el título "Fracaso escolar: No dejes que llegue". Pero, ¿y si ha llegado ya? ¿Y si nuestro hijo lleva 3, 4 o más suspensos? Cuando no se han afrontado con éxito dos trimestres y sólo queda uno, nos preguntamos: ¿Se puede salvar el curso a estas alturas? ¿Qué deberíamos hacer?

    Aclararemos en primer lugar que las propuestas que presentaremos van dirigidas sobre todo a alumnado de Educación Secundaria Obligatoria, aunque también pueden ser aprovechables (algunas, por lo menos) para los dos últimos cursos de Primaria. Y también, que nos referimos a estudiantes sin dificultades específicas de aprendizaje, que necesitarían un enfoque mucho más personalizado. En segundo lugar, como siempre, las respuestas dependen de cada caso concreto. No es lo mismo tener 3 suspensos que tener 10. Con 8-10 suspensos, va a ser muy difícil superarlo. Con 3 es, evidentemente, mas fácil, aunque no nos podemos confiar. Hay que ponerse manos a la obra inmediatamente.

    Para un(a) estudiante con 3 ó 4 suspensos, lo más importante es entender que "Si sigues haciendo lo mismo, obtendrás los mismos resultados". Evidentemente, las cosas no van bien y hay que cambiar algo (o mucho), puesto que no se están obteniendo los resultados adecuados en las asignaturas suspensas. Podemos modificar como mínimo cuatro aspectos distintos:
    1. ¿Dónde? El lugar de estudio.
    2. ¿Cuánto? El tiempo de estudio.
    3. ¿Qué? La materia de estudio.
    4. ¿Cómo? Las técnicas de estudio.
    En esta entrada nos ocuparemos de los dos primeros.

    1.- ¿Dónde? El lugar de estudio.

    El lugar o espacio de estudio no es un aspecto que debamos tomar a la ligera. Normalmente se aconseja que cada estudiante haga las tareas y estudie en su habitación, o un espacio habilitado para este fin, en el que pueda estar solo para evitar distracciones. Sin embargo, en estas edades es muy frecuente que tengan en su habitación ordenador, tableta, teléfono móvil, videoconsola y otras fuentes de constante distracción. Como ya dijimos en una entrada anterior, "Escolares: ¿son compatibles los móviles y el estudio?", todas estas distracciones son incompatibles con la necesaria concentración y no deben estar a su alcance en durante el tiempo de estudio. Y no confiemos en que nos digan que los van a apagar, o que los necesitan para hacer un trabajo. 
    Nuestra recomendación es que el móvil esté apagado y a nuestra vista (en la cocina, salón, etc.), si bien pueden utilizarlo para relajarse un poco durante los períodos de descanso. Y en su habitación, si es que estudian en ella, no debe haber en ningún momento ordenador, tableta, ni ningún otro dispositivo que se pueda conectar a Internet. Si lo necesitan como recurso de consulta, podrán utilizar uno siempre que estén en los lugares comunes (salón, cuarto de estar, etc.), y mejor si es bajo nuestra supervisión. 

    También hay estudiantes que se distraen con el vuelo de una mosca o "pensando en las musarañas". Para ellos puede no ser recomendable estar encerrados en una habitación sin ningún tipo de control por nuestra parte. Estudiar en el salón, e incluso en la cocina, siempre que no haya una televisión encendida o hermanos pequeños jugando e interrumpiendo, puede ayudar a que distribuyan mejor su tiempo. Tengamos en cuenta que un alumno de 14-15 años, por ejemplo, que esté media hora delante de la misma página del libro, está perdiendo el tiempo, porque no se está concentrando como debería. Y puede ser recomendable, no una supervisión constante, pero sí un cierto control por nuestra parte, para asegurarnos de que van progresando adecuadamente en el estudio y aprovechan el tiempo. 

    2.- ¿Cuánto? El tiempo de estudio.

    Debemos plantearnos si el tiempo que dedica al estudio es suficiente. Hacer los deberes no es estudiar. Sirve para reforzar lo practicado en clase, pero no basta para dominar los contenidos y procedimientos. Además de los deberes, hay que estudiar. Aparte de las características individuales, un(a) estudiante de 3º o 4º de ESO con varios suspensos podría necesitar al menos de dos a tres horas diarias de estudio para acabar el curso con todo aprobado.  Para salvar una situación preocupante, hay que olvidarse de salir a la calle diariamente con los amigos, de las horas interminables delante del ordenador, la videoconsola o el móvil... La actividad principal de la tarde tiene que ser el estudio, sin olvidar, por supuesto, los ratos de relax y distracción, que son imprescindibles para conseguir el aprovechamiento adecuado de los períodos de estudio.

    En la segunda parte abordamos los otros dos puntos, la materia y las técnicas de estudio. De momento, es hora de plantearse si nuestros hijos están estudiando en el lugar adecuado, durante el tiempo que necesitan y sin distracciones. El curso se puede salvar a estas alturas, pero hay que ponerse manos a la obra ya mismo!!!

    Clínica Panaderos - Área de Psicología

    lunes, 21 de abril de 2014

    ¿Inglés y Medicina? Prognosis: Your diagnosis

    Actualmente dominar el inglés es una necesidad en múltiples actividades de la vida y una de ellas es, indudablemente, el ámbito de la salud. La literatura científica se publica mayoritariamente en inglés, por lo que, para estar al día es necesario tener controlado este idioma. Además, muchos estudiantes se plantean viajar al extranjero al terminar la carrera, bien para completar su formación o para encontrar oportunidades laborales que en nuestro país escasean.
    Listado de casos clínicos

    Es cierto que muchos términos científicos del idioma de Shakespeare provienen del latín, por lo que no es difícil deducir su significado o, al menos, aproximarse bastante a él sin un diccionario a mano. Pero hay otros muchos que, por pertenecer a un registro menos culto y más a la práctica diaria, no son tan fáciles y conviene aprenderlos. La aplicación que te vamos a presentar permite resolver casos clínicos y, como puedes trabajar sobre ellos en inglés, puede ser una ayuda para practicar a la vez medicina y vocabulario médico. Los principales destinatarios son, por tanto, médicos y estudiantes de medicina, aunque también puede ser recomendable para estudiantes y profesionales de enfermería. Se trata de "Prognosis: Your diagnosis" (evidentemente "Prognosis: tu diagnóstico"), de la compañía Medical Joyworks, sociedad anónima norteamericana con sede en Sri Lanka, que desarrolla su actividad en el campo de la educación médica y su aplicación estrella, Prognosis, suma, entre las versiones iOS y Android, más de dos millones de descargas.

    Datos clínicos
    Prognosis tiene más de 160 casos clínicos (y aumentando)  disponibles para que el usuario descargue los que le interesen en su dispositivo. Están basados en pacientes reales, revisados por profesionales médicos y se pueden resolver en unos minutos. Mediante su resolución, esta app evalúa las habilidades en la toma de decisiones del usuario y se acompaña de una discusión del razonamiento diagnóstico, así como de las principales conclusiones aplicables en la práctica diaria.

    La versión original estaba disponible solamente en inglés, pero ahora se puede trabajar en inglés o español, aunque en el momento de escribir esta reseña, había 38 casos disponibles en español, frente a los 168 disponibles en inglés. No obstante, desde Medical Joyworks nos comunican que van añadiendo casos en español, de manera que en unos pocos meses esperan tenerlos todos en ambos idiomas. El menú de inicio nos permite elegir que muestre los casos sólo en inglés, sólo en español o ambos. Si elegimos los casos en inglés, el contenido (síntomas, pruebas clínicas, etc.) estará en este idioma, aunque el manejo de la aplicación será en español. Podemos, no obstante, cambiar el idioma de la interfaz de usuario, para lo cual es necesario modificar la configuración de idioma del dispositivo y no únicamente de la app.
    Razonamiento diagnóstico

    "Prognosis: Your diagnosis" está disponible para dispositivos iOS y Android. Su instalación es sencilla, así como su configuración y uso. Esta app ha sido probada en un iPad retina con iOS 7.1 y ha funcionado en todo momento de manera fluida y sin "crashes" ni conflictos o errores de ningún tipo. El manejo es fácil e intuitivo, con una presentación gráfica  agradable que cumple adecuadamente su función y evita las distracciones que se podrían derivar de botones innecesarios, menús complejos, etc.

    • La versión iOS ocupa 11.3 Mb, requiere iOS 5.0 o posterior, es compatible con iPhone, iPad e iPod Touch y puedes encontrarla en este enlace de iTunes.
    • La versión para Android varía en su tamaño y versión de sistema operativo requerida según el dispositivo en que se instale y se puede encontrar en esta página de Google Play.

    Y lo mejor de todo, es que es una aplicación completamente gratuita, avalada por numerosos galardones, menciones y reseñas de organizaciones médicas y del ámbito de la tecnología y la salud. Así pues, la recomendamos, por su utilidad en el aprendizaje de la medicina y también, del vocabulario médico en inglés, lo cual, sin duda, será de interés para muchos profesionales y estudiantes.


    domingo, 8 de diciembre de 2013

    Escolares: ¿son compatibles los móviles y el estudio?

    En estos tiempos no es nada raro ver a chavales, incluso desde los 10 años o antes, con su propio teléfono móvil, frecuentemente un smartphone con conexión a Internet y toda clase de aplicaciones para redes sociales y chat: Whatsapp, Tuenti, Facebook, Twitter... Aclaramos que nos referimos a los móviles, pero lo que exponemos también es válido para los tablets con conexión a Internet. Aunque sí estamos de acuerdo con el planteamiento de que las redes sociales (usadas sin criterio y, sobre todo, desde edades tan tempranas), te acercan a los que están lejos, pero te alejan de los que están cerca, en esta entrada no vamos a analizar la conveniencia o inconveniencia de que se inicien tan pronto en estas actividades sociales. Vamos, más bien, a centrarnos en el papel que un móvil permanentemente a disposición de un chaval puede tener en el éxito o fracaso escolar.

    Desde hace años se trabajan con el alumnado, tanto en Primaria como en Secundaria, diferentes técnicas de estudio que ayudan a mejorar el rendimiento escolar, a aprender más con menos esfuerzo y de forma más eficiente. Y, aunque hay variedad de técnicas, todas tienen algo en común: la necesidad de atención y concentración. Para facilitarlas, siempre se propone habilitar un espacio apropiado, alejado de distracciones. Si es posible, una habitación específica con muebles cómodos y ergonómicos para la actividad que se va a desarrollar. No se hacen los deberes o se estudia medio tumbado en un sofá, sino sentado en una silla ergonómica, y con los libros y cuadernos en una mesa despejada, sin juguetes ni artefactos que dificulten la concentración. Hay personas que prefieren tener música de fondo para concentrarse mejor y otras no, pero, indudablemente, un ordenador o una televisión encendida pueden distraer a cualquiera.

    miércoles, 20 de noviembre de 2013

    EirMeApp: la hermana de MirMeApp para preparar el EIR

    Actualizado en marzo/2014: Ya está disponible la versión para iOS. Requiere la versión 6.0 o superior, es compatible con iPhone, iPad e iPod touch, ocupa 4,3 Mb y puedes encontrarla en este enlace de iTunes.
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    Hace unos días publicábamos en este blog una entrada sobre MirMeApp, una aplicación gratuita para preparar el examen MIR (Médicos Internos Residentes). Pero no sólo de MIR vive el hombre... Queremos decir que, aunque la mayor parte de las plazas de Formación Sanitaria Especializada se convocan para MIR (6.149, en la convocatoria de este año), también se convocan plazas para EIR (Enfermeros Internos Residentes), y también hay que preparar el examen. Concretamente, este año se han convocado 961 plazas (Orden SSI/1694/2013, de 12 de septiembre, BOE de 23 de septiembre

    Y hay unas cuantas apps para preparar el MIR, pero no hay tantas para preparar el EIR, por lo que es una suerte que los creadores de MirMeApp se hayan decidido a producir EirMeApp, para preparar los exámenes de Enfermeros Internos Residentes.

    martes, 2 de julio de 2013

    La gorra, la crema solar... ¿Y para los ojos?

    "La toalla del niño, el cubo y la pala, los manguitos... ¡Ah, y no se te olvide la crema para el sol, que enseguida se quema!"

    Con la llegada del buen tiempo nos preparamos para disfrutar de la playa, la montaña, la piscina... Ropa fresca, bañador, toalla, a veces algo para los mosquitos y, por supuesto, crema de protección solar, tanto para nosotros como para los más pequeños. Afortunadamente, las campañas de los últimos años sobre la peligrosidad del exceso de sol en la piel van surtiendo efecto y muchas personas estamos ya concienciadas de la necesidad de un protector adecuado, y pendientes de que nuestros hijos no se expongan la sol sin esa protección. Pero, ¿y sus ojos? Los estamos protegiendo adecuadamente?

    lunes, 24 de junio de 2013

    Fracaso escolar: ¿A la playa con los libros?

    Muchos estudiantes de Primaria y Secundaria acaban de recibir las notas de final de curso. Y algunos, más de los que sus padres quisieran, han suspendido una o más asignaturas. ¿Cómo debemos afrontar esta situación durante el verano? ¿Debemos dejar que "descansen" unas semanas antes de empezar a estudiar para septiembre? ¿Hay que castigarlos?

    Las situaciones son variadas, dependiendo de la edad del alumno, del número de suspensos y también -muy importante- de sus causas. A veces nuestros hijos no dicen la verdad para justificar su dejadez o su esfuerzo insuficiente. Otras, no conocen los criterios de evaluación, o los contenidos mínimos que tendrían que haber dominado para aprobar. En otras ocasiones, simplemente, son demasiado pequeños para poder entender estas cuestiones.

    jueves, 13 de septiembre de 2012

    ¿Fracaso escolar? No dejes que llegue

    Empieza el curso. Época de nervios para el alumnado: ¿Qué profesor me tocará? ¡Ojalá no me dé la profesora del año pasado! ¿Estarán mis amigos en la misma clase? ¿Quién será mi tutor? ¡A ver si mi tutora es...!

    Y con esa incertidumbre y esos nervios, comienzan las clases. Unas primeras semanas en las que casi no tienen deberes y, sobre todo a partir de los 11-12 años, dicen que todavía no hay nada que estudiar, que no han empezado a dar materia nueva, que sólo estan repasando, etc. Parece que se resisten a entrar de lleno en el curso, a "ponerse las pilas". Pero, ¿estamos completamente seguros de que todo va bien? ¿Esperamos a la primera evaluación para saber si nuestro hijo o hija va avanzando al ritmo adecuado?