miércoles, 30 de agosto de 2017

Chavales: hora de limitar el uso del móvil (I)

En la anterior entrada de nuestro blog ya comentábamos que las vacaciones (y especialmente las de verano, por ser más largas) son más proclives a que el abuso de dispositivos móviles se intensifique, pues no hay tiempo de clase o trabajo, ni tareas, ni actividades extraescolares y las reglas son mucho más relajadas. Y los padres también están de vacaciones y, en muchos casos, menos pendientes del tiempo que pasan sus hijos delante de las pantallas, lo cual es, en cierto modo, lógico. Pero en bastantes casos el uso que han estado haciendo de los dispositivos electrónicos ha sido excesivo, y en algunos casos puede cruzar la barrera de lo adictivo.

La afirmación que acabamos de hacer no es gratuita. Algunos estudios que se han llevado a cabo recientemente han demostrado que los smartphones, tablets y videoconsolas afectan al córtex frontal del cerebro (que interviene en las funciones ejecutivas y el control de impulsos) de la misma manera que la cocaína, y también elevan los niveles de dopamina. Por ello, algunos investigadores llaman a las pantallas "cocaína electrónica" o "heroína digital". 

Sin embargo, las vacaciones terminan y se va acercando el momento de comenzar el curso, con todo lo que conlleva en cuanto a deberes, horarios de estudio, descanso y también sueño. Así que nos planteamos la necesidad de que los niños y adolescentes se "desenganchen", al menos un poco, del móvil y limiten su uso para aprovechar mejor el tiempo. Pero, ¿cómo lo hacemos? No es tarea fácil, porque es mucho más agradable pasar el rato chateando por Whatsapp o comentando fotos de la pandilla en Instagram.
Imagen de Dreamstime.com

Lo primero que tenemos que observar es el grado de dependencia que nuestro hijo o hija (no es exclusivo de los chicos) tiene a las pantallas, principalmente al móvil. Si está nervioso, deprimido, desganado o irritable cuando no esta delante de una pantalla, el asunto empieza a ser preocupante y si tiene reacciones violentas cuando intentamos que lo deje, te recomendamos consultar con un especialista cuanto antes. Otros comportamientos a los que debemos prestar atención son:
  • la búsqueda compulsiva de redes wifi o cobertura cuanto está fuera de casa, 
  • usar el móvil mientras hace otras cosas, como estudiar, deberes, etc.
  • usarlo constantemente cuando está con amigos, come o cena...
  • mentir sobre el tiempo que pasa conectado
  • empeñarse en llevarse el móvil a su habitación a la hora de dormir
  • preferir las relaciones virtuales a las reales
  • abandonar otras actividades que antes le gustaban, como el deporte, grupos infantiles o juveniles, leer, etc.
Cuantos más comportamientos de los anteriores detectes, más necesaria es la ayuda de un profesional. Si no lo consideras tan preocupante, en cualquier caso es necesario limitar el tiempo de uso y establecer reglas que eviten que el problema empeore. Y hacerlo lo antes posible, para evitar que su vida escolar, personal, familiar y social se vea perjudicada. De ello hablaremos en la próxima entrada de nuestro blog.

viernes, 11 de agosto de 2017

Estas vacaciones toca... Aburrirse!!!


Desde hace tiempo venimos hablando en este blog del excesivo uso que, con bastante frecuencia, hacen los niños y adolescentes de los dispositivos móviles (smartphones y tablets sobre todo), que los lleva a estar permanentemente hiperconectados y pendientes, prácticamente en exclusiva, de las pantallas, en lugar de las personas, los paisajes u otras actividades que a priori podrían ser interesantes, pero que, para ellos, carecen de aliciente.

Últimamente se habla del FOMO (Fear of Missing Out) y el FOBO (Fear of Being Offline), el miedo a perderse algo o a estar desconectado, que los lleva a esa hiperconexión, a esa necesidad de estar comprobando las redes sociales, contestando mensajes de Whatsapp, comprobando sus páginas de Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter, etc., y, además, a depender en exceso de la aprobación de los demás, para lo cual comparten constantemente fotos, vídeos y comentarios, buscando los ansiados "likes" (dando, con frecuencia, más datos personales e imágenes de lo que sería recomendable).

Por otra parte, las vacaciones (y especialmente las de verano, por ser más largas) son más proclives a que el uso de dispositivos móviles se intensifique, pues no hay tiempo de clase o trabajo, ni tareas y las reglas son mucho más relajadas. En esta entrada de nuestro blog hablábamos también de la comodidad de algunos padres por tener a sus hijos cerca y entretenidos con el móvil. Da menos trabajo tenerlos sentados al lado sin moverse, mirando el móvil, que estar pendiente de si se alejan con el balón o se caen de la bici, o molestan a los demás... Hace años las famosas dos horas de espera para hacer la digestión antes del baño eran una auténtica tortura, tanto para los niños, que se pasaban las horas preguntando "¿Me puedo bañar ya?" como para los padres, que tenían que contestar la misma pregunta cien veces. Ahora ese rato se hace mucho más llevadero: un par de horas con el móvil o la tablet y solucionado.
Imagen de Shutterstock

Y es que muchos chavales protestan constantemente si no tienen delante una pantalla: "Me aburro". Pues este verano, estaría bien que se aburriesen algún rato que otro. Porque aburrirse tiene algunos efectos muy positivos para la maduración de niños y adolescentes.

No nos referimos, por supuesto, a un aburrimiento tedioso día tras día y hora tras hora, pero sí a un rato de aburrimiento de vez en cuando, que les puede ayudar a:

  • Mirar hacia dentro (en lugar de estar pendientes de estímulos externos), pensar, analizar sus propias emociones y sus sentimientos.
  • Desarrollar su creatividad imaginando formas de superar ese aburrimiento, inventando situaciones e historias...
  • Realizar otras actividades que pueden no hacer habitualmente, como jugar, hacer deporte, leer, disfrutar de la naturaleza, etc. (lo cual también ayudará a mejorar su salud).
  • Potenciar su autonomía, al propiciar que encuentren sus propias soluciones a ese aburrimiento.
  • Estrechar las relaciones sociales reales con amigos, familiares, otros niños o adolescentes que no conocían...
  • Descubrir cualquier otra actividad (sana y segura) que se les ocurra.

Por eso, nuestra propuesta para lo que queda de verano y para futuros fines de semana, vacaciones, etc., es dedicar un rato diario al "apagón tecnológico", durante el cual tendrán que prescindir (y nosotros con ellos, pues el ejemplo es muy importante) de todas las pantallas. Así les daremos la oportunidad de aburrirse y, también, de encontrar salida a ese aburrimiento. Al principio tal vez tengamos que sugerirles actividades, pero conforme se vayan descubriendo que se pueden hacer muchas cosas divertidas e interesantes sin móvil, nos costará menos trabajo que sepan gestionar de manera positiva sus ratos de aburrimiento. Debe quedar claro que sugerir, orientar o aconsejar no significa entretener: lo importante no es que entretengamos a nuestros hijos si están sin móvil, sino que ellos aprendan a entretenerse. Se trata de que piensen, imaginen y hagan por sí mismos. Y nosotros también nos beneficiaremos de algún rato sin pantallas, pues el aburrimiento es bueno también para los adultos.

¿Y durante cuánto tiempo? Pues cada familia tiene que decidirlo, pero creemos que, para empezar, un mínimo de una hora al día sin pantallas estaría bien. De todas formas, si dedicamos un día a cronometrar los ratos que realmente pasan nuestros hijos delante de una pantalla (sin que ellos se den cuenta), sabremos si su nivel de dependencia requiere una intervención inmediata, e incluso ayuda profesional.

En todo caso, ya sabes, si quieres que estas vacaciones sean inolvidables para tus hijos, ayúdales a que se aburran un poco.