En la anterior entrada de nuestro blog ya comentábamos que las vacaciones (y especialmente las de verano, por ser más largas) son más proclives a que el abuso de dispositivos móviles se intensifique, pues no hay tiempo de clase o trabajo, ni tareas, ni actividades extraescolares y las reglas son mucho más relajadas. Y los padres también están de vacaciones y, en muchos casos, menos pendientes del tiempo que pasan sus hijos delante de las pantallas, lo cual es, en cierto modo, lógico. Pero en bastantes casos el uso que han estado haciendo de los dispositivos electrónicos ha sido excesivo, y en algunos casos puede cruzar la barrera de lo adictivo.
La afirmación que acabamos de hacer no es gratuita. Algunos estudios que se han llevado a cabo recientemente han demostrado que los smartphones, tablets y videoconsolas afectan al córtex frontal del cerebro (que interviene en las funciones ejecutivas y el control de impulsos) de la misma manera que la cocaína, y también elevan los niveles de dopamina. Por ello, algunos investigadores llaman a las pantallas "cocaína electrónica" o "heroína digital".
Sin embargo, las vacaciones terminan y se va acercando el momento de comenzar el curso, con todo lo que conlleva en cuanto a deberes, horarios de estudio, descanso y también sueño. Así que nos planteamos la necesidad de que los niños y adolescentes se "desenganchen", al menos un poco, del móvil y limiten su uso para aprovechar mejor el tiempo. Pero, ¿cómo lo hacemos? No es tarea fácil, porque es mucho más agradable pasar el rato chateando por Whatsapp o comentando fotos de la pandilla en Instagram.
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Lo primero que tenemos que observar es el grado de dependencia que nuestro hijo o hija (no es exclusivo de los chicos) tiene a las pantallas, principalmente al móvil. Si está nervioso, deprimido, desganado o irritable cuando no esta delante de una pantalla, el asunto empieza a ser preocupante y si tiene reacciones violentas cuando intentamos que lo deje, te recomendamos consultar con un especialista cuanto antes. Otros comportamientos a los que debemos prestar atención son:
- la búsqueda compulsiva de redes wifi o cobertura cuanto está fuera de casa,
- usar el móvil mientras hace otras cosas, como estudiar, deberes, etc.
- usarlo constantemente cuando está con amigos, come o cena...
- mentir sobre el tiempo que pasa conectado
- empeñarse en llevarse el móvil a su habitación a la hora de dormir
- preferir las relaciones virtuales a las reales
- abandonar otras actividades que antes le gustaban, como el deporte, grupos infantiles o juveniles, leer, etc.
Cuantos más comportamientos de los anteriores detectes, más necesaria es la ayuda de un profesional. Si no lo consideras tan preocupante, en cualquier caso es necesario limitar el tiempo de uso y establecer reglas que eviten que el problema empeore. Y hacerlo lo antes posible, para evitar que su vida escolar, personal, familiar y social se vea perjudicada. De ello hablaremos en la próxima entrada de nuestro blog.
Cuídate y déjanos cuidarte!!!