"La toalla del niño, el cubo y la pala, los manguitos... ¡Ah, y no se te olvide la crema para el sol, que enseguida se quema!"
Con la llegada del buen tiempo nos preparamos para disfrutar de la playa, la montaña, la piscina... Ropa fresca, bañador, toalla, a veces algo para los mosquitos y, por supuesto, crema de protección solar, tanto para nosotros como para los más pequeños. Afortunadamente, las campañas de los últimos años sobre la peligrosidad del exceso de sol en la piel van surtiendo efecto y muchas personas estamos ya concienciadas de la necesidad de un protector adecuado, y pendientes de que nuestros hijos no se expongan la sol sin esa protección. Pero, ¿y sus ojos? Los estamos protegiendo adecuadamente?