jueves, 30 de junio de 2016

¿Cuadernos de vacaciones, sí o no? (y II)

En la entrada anterior hablamos sobre los cuadernos de vacaciones específicamente para estudiantes de primaria que habían suspendido alguna asignatura o no habían alcanzado determinados objetivos. Ahora toca hablar del caso en que vayan alcanzando los objetivos sin dificultad. ¿Hay que obligar a los niños a que hagan cuadernos de vacaciones cuando ya han terminado bien el curso? Bueno, dicho así suena realmente fuerte y la respuesta inmediata sería "no". Pero hay cuestiones que debemos tomar en consideración:

- Si no hacen nada, ¿se van a olvidar de lo aprendido? Evidentemente, se pueden a olvidar de buena parte de lo que hayan aprendido. Pero en la mayoría de los casos, la cantidad de conocimientos que recuerden no es crucial, pues muchos los recordarán en las primeras semanas del curso siguiente. Lo realmente importante son los hábitos. ¿Tiene nuestro hijo o hija unos hábitos de trabajo y organización personal realmente consolidados? Si la respuesta es sí, entonces es poco probable que los pierdan durante las vacaciones, aunque algunas pequeñas tareas sencillas contribuirán a mantenerlos. Pero si sus hábitos de trabajo están poco afianzados, dos meses y medio de vacaciones sin tocar un lápiz y un papel pueden ser devastadores y, cuando empiece el curso, tendremos que empezar a trabajar las rutinas de trabajo, los tiempos y la organización y el año escolar que viene será más complicado que si los hubiese mantenido durante el verano.

- Si los dejamos totalmente libres, ¿cuál va a ser la alternativa? Muchos padres y madres creen que sus hijos ya han trabajado bastante durante el curso y es mejor que en verano no hagan absolutamente nada relacionado con la escuela. La idea aparentemente está muy bien, al menos en teoría. Pero el tiempo que habrían dedicado a hacer algún cuadernillo, ¿a qué lo van a dedicar? ¿Al móvil, la televisión y la tableta? ¿O realmente van a jugar con otros niños, a interactuar, divertirse y jugar? Los cuadernos de vacaciones, si decidimos utilizarlos, no deben quitar tiempo al juego, a las relaciones con familiares y amigos, al ejercicio físico que supone la bici o la piscina, a la diversión... Se trata de que quiten tiempo al aburrimiento, por ejemplo, de esos ratos muertos en los que no quieren dormir la siesta y no pueden salir a la calle, porque son las cuatro de la tarde y hace muchísimo calor. Nunca pondríamos un cuadernillo de vacaciones por delante de un par de semanas de campamento, pero sí en lugar de horas y horas enfrente de una pantalla.

Página de un cuaderno de Edufichas
- ¿Son tan duros los cuadernos de vacaciones? Si echamos un vistazo a los que encontraremos en cualquier gran superficie, veremos que en la mayoría de los casos no lo son (recuerda que no nos estamos refiriendo a cuadernos para recuperación de asignaturas suspensas). Los cuadernos de temática general para alumnado de primaria tienen actividades divertidas, juegos, bonitos colores y están diseñados para que los niños recuerden conocimientos y habilidades de una manera entretenida, e incluso divertida. Salvo que en el centro educativo recomienden un cuaderno en concreto, una buena estrategia puede ser que el cuadernillo coincida con la misma editorial que los libros de texto que el niño haya tenido durante el curso, pues seguro que tienen alguna similitud. Y otra es que el propio niño o niña escoja el que más le llame la atención, el que le atraiga, porque así en principio estará más motivado para hacerlo. Es probable que a los pocos días se canse y haya que "empujarlo" un poco, pero al menos tendremos el argumento de que lo ha decidido él.

- ¿Merece la pena gastarse el dinero en esto? Pues es cuestión de opiniones y de la situación económica de cada familia. No obstante, los precios suelen ser moderados. Un cuadernillo puede costar lo equivalente a unas cañas y unas tapas. Pero si no queremos gastarnos el dinero, podemos buscar en Internet, pues hay páginas con cuadernos de vacaciones de descarga gratuita. Tendremos que imprimir algunas páginas, pero también podremos descargar varios e imprimir solamente las páginas que nos interesen a nosotros o las que prefiera quien tiene que hacerlas. Puedes visitar, por ejemplo, las páginas www.mundoprimaria.com o www.edufichas.com, que tienen diversos cuadernos para descargar. También hay una recopilación de enlaces a otros cuadernos en el blog de Elena Jiménez Fuentes.

Para terminar, diremos que en nuestra opinión los cuadernillos de vacaciones pueden ser un buen recurso para mantener los hábitos y recordar conocimientos adquiridos durante el curso, siempre que se planteen con moderación, como algo entretenido y divertido, e intentando que llenen los ratos de aburrimiento y, si es el caso, disminuyan el exceso de uso de pantallas, especialmente en niños de corta edad.

Área de Psicología - Clínica Panaderos

lunes, 27 de junio de 2016

¿Cuadernos de vacaciones, sí o no? (I)

En los últimos años, y con mucha más frecuencia en los últimos meses, estamos asistiendo a debates sobre la importancia de los deberes escolares: madres que se manifiestan abiertamente en contra, profesores que piensan que son necesarios, psicólogos y pedagogos que defienden la necesidad de evitar la sobrecarga, otros que acentúan la importancia de crear hábitos de trabajo, etc., opinando sobre un tema que nunca se acaba de contestar satisfactoriamente para todos. Un tema, por tanto, muy de actualidad, así que, ahora que se acaba el curso, llega otro tema polémico: ¿deben hacer cuadernos de vacaciones, o no tocar un lápiz hasta septiembre?

No se puede dar una respuesta "universal", porque cada niño o niña es diferente y sus circunstancias varían mucho, pero intentaremos ayudar a tomar la decisión acertada, especialmente para niños del último curso de educación infantil y los seis cursos de primaria. Para estudiantes de secundaria, te puede interesar esta entrada: Fracaso escolar: ¿A la playa con los libros?

En primer lugar, vamos a hablar de los casos en que el niño ha suspendido alguna asignatura, o, en otras palabras, no ha alcanzado determinados objetivos. Aunque en infantil y primaria no hay exámenes de septiembre, por lo que muy probablemente no tengan trabajos obligatorios ni exámenes (al contrario que en secundaria) es muy importante reforzar las materias que no ha aprobado para rellenar lagunas y ayudar a que comience el próximo curso sin dificultades. Para eso, la información que nos facilitarán los maestros, si se lo pedimos, es fundamental. Si, por ejemplo, falla en cálculo, sin tener una dificultad educativa específica (que exigiría una respuesta más personalizada), sino solamente falta de práctica, algún cuadernillo de cuentas y problemas puede ser muy útil para que adquiera la agilidad que necesita.

Una destreza en la que pueden tener dificultad es en la escritura y, para darnos cuenta, no necesitamos la opinión de la maestra: nos basta con echar un vistazo a sus cuadernos y comprobar si se entiende bien lo que escriben, si el estilo es uniforme... A veces vemos niños de 8-10 años, e incluso adolescentes, con una letra realmente complicada de entender, incluso para ellos mismos: letras sueltas, mayúsculas en medio de las palabras sin ninguna razón ortográfica, trazos irregulares, unos rectos y otros inclinados... Muchos padres piensan que sus hijos ya mejorarán la letra con el tiempo. Pero no es cierto. La caligrafía se va personalizando según crecen, particularizándola y adaptándola a su modo de trazar, pero si la base es mala, se irá reforzando una "mala letra," personalizada, pero mala. Hacer cuadernos de caligrafía es una tarea pesada, que a ellos no les gusta, pero puede ser necesaria. Y tengamos en cuenta que corregir una mala letra a los 8 ó 9 años es mucho más fácil que a los 16. Así pues, si creemos que lo necesitan, de 15 a 30 minutos de caligrafía no son ninguna barbaridad. Y, ya que estamos, en estos casos somos más partidarios de los cuadernos específicos que de los ejercicios de copia libre (copiar algunos párrafos de un cuento...), puesto que les viene mejor un modelo en el que fijarse línea a línea y la letra, así como una pauta de determinado tamaño y espaciado.

Lo mismo se podría decir de cualquier área en la que nuestro hijo o hija haya obtenido unos resultados inferiores a los que cabría esperar. La tutora o el tutor podrá orientarnos sobre qué capacidad debe reforzar o qué conocimientos le conviene adquirir o consolidad para el curso siguiente.

Evidentemente, tenemos que dejarnos guiar por la sensatez. El verano no es, en estas edades, un momento de trabajo intensivo, ni de profundización. Es, sobre todo, de relax, descanso y desconexión, pero también son dos meses con mucho tiempo libre, en los que se puede aprovechar para suplir carencias y reforzar debilidades, pero siempre en un entorno menos reglado y con actividades que, además de ser educativas, sean lo más lúdicas y atractivas que podamos.

En la próxima entrada hablaremos sobre la conveniencia de los cuadernos de vacaciones para quienes no tienen ninguna dificultad en la escuela.

Clínica Panaderos - Área de Psicología