Muchos estudiantes de Primaria y Secundaria acaban de recibir las notas de final de curso. Y algunos, más de los que sus padres quisieran, han suspendido una o más asignaturas. ¿Cómo debemos afrontar esta situación durante el verano? ¿Debemos dejar que "descansen" unas semanas antes de empezar a estudiar para septiembre? ¿Hay que castigarlos?
Las situaciones son variadas, dependiendo de la edad del alumno, del número de suspensos y también -muy importante- de sus causas. A veces nuestros hijos no dicen la verdad para justificar su dejadez o su esfuerzo insuficiente. Otras, no conocen los criterios de evaluación, o los contenidos mínimos que tendrían que haber dominado para aprobar. En otras ocasiones, simplemente, son demasiado pequeños para poder entender estas cuestiones.