En una entrada anterior de este blog, ¿Dos litros de agua? ¿Cuatro? ¿Cuanta más, mejor? ya hablábamos del exceso de información sin filtrar, que ayuda a la proliferación de todo tipo de consejos de lo más dispares, que, en esa ocasión, centrábamos en la ingesta diaria de agua recomendable.
Otra de las modas actuales es la de los productos sin gluten. Advertencia: si eres una persona con celiaquía, sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC) o algo similar, esta entrada no es para ti. Si padeces celiaquía o SGNC, evidentemente necesitas una dieta exenta de gluten, pero bajo supervisión médica, pues es al médico a quien corresponde el diagnóstico, tratamiento y seguimiento, y quien te proporcionará una dieta que, sin contener gluten, sea equilibrada para evitar carencias de determinados nutrientes o exceso de otros, generalmente en colaboración con un dietista-nutricionista. También puede beneficiarte en el caso de algunas enfermedades autoinmunes, pero son los especialistas quienes pueden (y deben) aconsejarte. Y actualmente se está investigando la relación del gluten con determinados trastornos neurológicos en casos de personas celíacas o con SGNC, relación que aún no está clara; pero algunos de esos trastornos mejoran con una dieta exenta de gluten.
Pero hay gente que, sin tener ninguno de estos problemas, ni alergia al trigo, se ha autoimpuesto eliminar totalmente el gluten de su dieta sin ninguna necesidad. Porque sí, o porque se lo han dicho, o porque lo ha leído en Internet. Y parece que, por seguir una dieta exenta de gluten, su vida va a mejorar de repente, su aparato digestivo va a trabajar mucho mejor y todo va a ser un derroche de bienestar y vitalidad. No podemos obviar el hecho de que los productos sin gluten son considerablemente más caros que los que lo contienen, por lo que la industria alimentaria que produce estos alimentos tiene bastante interés en que los consumamos y, cuantos más, mejor. Tampoco podemos obviar la obsesión por los productos "sin" en un sector nada despreciable de la sociedad. Hay personas que buscan por las grandes superficies, tiendas de alimentación orgánica, herbolarios, etc., toda clase de productos sin. En muchos casos, el único criterio es que en el envase ponga algo parecido a un sello de diferente color, una referencia a algún producto químico de nombre extraño y una supuesta mejora en la salud, la energía, el vigor... Si, además, se lo ha recomendado un conocido o lo ha leído en Internet, mejor que mejor.
En las Sesiones Científicas 2017 sobre Prevención, Estilo de vida y Salud Cardiometabólica de la Asociación Americana del Corazón [] se presentó en marzo un estudio de seguimiento a largo plazo (que agrupaba otros tres estudios) sobre unas 200.000 personas, que fueron entrevistadas y controladas en sucesivas ocasiones durante 30 años. Ni el tamaño de la muestra, ni la duración del estudio son factores a pasar por alto. En él se puso de manifiesto que las personas con una ingesta menor de gluten tenían un riesgo más alto de padecer diabetes tipo II. ¿Quiere esto decir que el gluten protege específicamente de la diabetes? No, del tipo de estudio no puede llegarse a esta conclusión sin más. Harán falta más estudios para precisar estos aspectos. Pero el hecho es que quienes tomaron menos gluten, tenían también la tendencia a consumir menor cantidad de fibra (que se encuentra con frecuencia en los cereales) y esto sí es un factor de riesgo en el desarrollo de la diabetes tipo II.
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Además, una dieta exenta de gluten en personas que no la necesitan puede producir aumento de peso, descontrol de la tensión anterial, alteraciones de la función intestinal, así como carencia de algunas vitaminas y minerales. Por ello en celíacos y personas con SGNC, su dieta debe estar siempre supervisada por su médico, así como por un dietista-nutricionista que personalice esa dieta exenta de gluten para compensar las posibles deficiencias.
Por último, conviene aclarar que intolerancia al gluten no es lo mismo que intolerancia al trigo. Aunque pueden compartir los síntomas digestivos típicos de la celiaquía, los intolerantes al trigo no celíacos deben seguir una dieta exenta de trigo, pero no de gluten, pues éste, además de estar presente en el trigo, también se encuentra en otros cereales que los celíacos deben evitar, pero los intolerantes al trigo sí pueden consumir, tales como la cebada, la avena o el centeno.
En conclusión, no hay hasta la fecha ninguna evidencia científica de que seguir una dieta sin gluten en personas que no lo necesitan mejore la salud y sí la hay (aunque son necesarios más estudios) de que puede ser perjudicial para quienes no la necesitan. Así que no te dejes llevar por el "me han dicho", ni por el "he leído". Y, en caso de duda, los médicos y dietistas-nutricionistas estamos para algo. Consulta!!!
Cuídate y déjanos cuidarte!!!