Últimamente se está hablando mucho de la resistencia a los antibióticos, que lleva camino de convertirse en un problema de salud a nivel global. Actualmente mueren en Europa unas 25.000 personas por este problema y, según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), España es el país con la mayor resistencia a los antimicrobianos (50% de los casos). Y se calcula que, de seguir así, en el año 2050 podríán morir 10 millones de personas en el mundo.
El descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928 supuso un antes y un después en la historia de la Medicina. A partir de la generalización de su uso (en torno a 1945) y del desarrollo de otros antibióticos, se pudo ganar la batalla a enfermedades causadas por bacterias que antes originaban epidemias (entre ellas, probablemente la más mortífera ha sido la tuberculosis) y millones de muertes. Pero, si el descubrimiento y uso de los antibióticos fue un importante paso adelante, su mal uso está empezando a ser un considerable paso atrás. La resistencia de algunas cepas de bacterias a los antibióticos está poniéndonos otra vez en grave riesgo.
Alexander Fleming |
¿Qué es la resistencia a los antibióticos? Un error muy frecuente es creer que nuestro cuerpo, si tomamos muchos antibióticos, se hace resistente a ellos y ya no nos hacen efecto. En realidad, el peligro no es que nuestro cuerpo "se acostumbre", sino que son las bacterias las que se acostumbran, se hacen fuertes y dejan de responder al tratamiento. Bueno, no es que se acostumbres por las buenas, es una manera de explicarlo.
¿Por qué se produce la resistencia de los microorganismos a los antibióticos? Podríamos señalar cuatro causas principales:
- Errores de prescripción: a veces se prescriben antibióticos cuando no son necesarios, o cuando no son los adecuados para determinado tipo de bacteria.
- Uso de antibióticos como aditivos en la alimentación del ganado para aumentar el engorde.
- Errores de automedicación: aunque cada vez es más difícil comprar antibióticos sin receta, todavía es posible. Y durante muchos años se han comprado sin ninguna limitación, lo cual hacía que mucha gente comprase y tomase antibióticos para curar un catarro, una gripe u otras enfermedades que no están causadas por bacterias, sino por virus. Pero los antibióticos no son eficaces contra los virus.
- Errores en la toma: el antibiótico se debe tomar tal y como lo ha prescrito el médico y durante el tiempo indicado. Es frecuente dejar de tomarlo cuando empezamos a notar mejoría, pero es muy importante terminar el tratamiento completo. En caso contrario, la bacteria sólo se debilita, pero muta y se vuelve resistente. Y en un futuro podrías no responder al tratamiento. Tú o cualquier otra persona que tenga bacterias descendientes de esa que ha mutado.
¿Podemos hacer algo para evitar este problema? Podemos y debemos. Aunque los errores de prescripción son responsabilidad de los profesionales de la Medicina, y el control del uso antibióticos para el ganado corresponde a las autoridades sanitarias, en los otros dos tenemos que concienciarnos y actuar con decisión. Unos consejos muy sencillos:
- No te automediques. Si estás lo suficientemente enfermo como para tomar antibióticos (u otras medicinas, especialmente las que necesitan receta), entonces estás lo suficientemente enfermo para ir a tu médico, que hará el diagnóstico y te prescribirá el tratamiento más adecuado.
- No pidas antibióticos sin receta. El farmacéutico con toda probabilidad no te los dará, como es su obligación. Pero no lo pongas en esa tesitura.
- Sigue literalmente el tratamiento prescrito por tu médico. No acortes el tratamiento por tu cuenta, complétalo. Sigue las pautas de administración del medicamento que tu médico o farmacéutico te haya dado: cada cuántas horas, si es antes, durante o después de las comidas, las incompatibilidades o interacciones con otras medicinas que estés tomando, el alcohol, etc. Si lo necesitas, puedes ayudarte usando apps como Pappstillas o Medisafe Pill Reminder en tu tablet o smartphone.
- Sigue las pautas de de manipulación y conservación de los antibióticos (y de todos los medicamentos). En particular, para la preparación de la suspensión, si es el caso, así como la necesidad o no de refrigeración.
- En cuanto a medicación, no sigas los consejos de amigos o familiares que intenten convencerte de que tomes esto o no tomes lo otro. Lo que a otra persona le ha funcionado puede no ser adecuado para ti.
Las responsabilidades del los profesionales de la salud son diagnosticarte, prescribirte el tratamiento, dispensarlo y aconsejarte, resolviendo tus dudas. Pero la responsabilidad de hacerles caso es tuya. Resístete a tomar mal los antibióticos. No lo hagas por ellos. Hazlo por tu salud.