En la segunda acepción de la palabra “ilusión” el diccionario de la RAE la define como “esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”. Muchas veces esta esperanza, esta ilusión que nos anima a vivir, a hacer cosas y a buscar la felicidad se va desgastando con el tiempo, se va perdiendo. Si es tu caso, aquí te ofrecemos algunas sugerencias fáciles para recuperarla. Y, si no la has perdido, estas sugerencias te ayudarán a mantenerla.
- Ordenar la vida y el entorno. El orden lo preside todo en la naturaleza y en el universo, por lo tanto el orden será fundamental en tu casa (esto incluye la limpieza) y en tu vida personal y afectiva, incluidas las relaciones de pareja y amistad. Las comidas, sanas, variadas y sabrosas, deben ceñirse a unos horarios, así como el tiempo dedicado a la actividad física y mental.
- Cuidar los cambios de humor. Los momentos de ansiedad y la tristeza suelen ser habituales en la vida de las personas, sobre todo si ya van cumpliendo años y viven solas. Hay que hacer un diagnóstico diferencial entre un trastorno patológico y un estado de ánimo circunstancial. Si estos cambios son intensos y duraderos, se deberá acudir a un especialista.
- La basura al contenedor. En los alimentos hay partes que no se comen y van directamente al cubo de la basura tras haber aprovechado la parte comestible. Así debe hacerse con todas las cosas y relaciones que no nos nutran: deben ir al cubo de la basura. Las relaciones llamadas tóxicas, familiares, sociales o de pareja, son un veneno para la ilusión; hay que tener el valor de arreglarlas o acabar con ellas o bien, si esto no fuera posible, alejarse de su influencia.
- Realizar actividades que nos agradan. O bien que en otro tiempo nos gustaron. El reencuentro con libros, objetos o pasatiempos, fotos, canciones, etc., que formaron parte de nuestra vida, contribuye a despertar el ánimo, aunque sea de una manera leve. Cualquier atisbo de ilusión, por pequeño que sea, hay que valorarlo y agarrarse a ello como si en ello nos fuera la vida.
- Poner de tu parte. Hay que huir de la pasividad y esforzarse en hacer todo lo que esté en nuestra mano para que las cosas vayan bien. Pero hay que saber dejar una parte al azar; siempre hay algo que no depende de nosotros y que por lo tanto no podemos controlar. Por eso se debe contar con ello; esa es, precisamente, la sal de la vida, para bien y para mal.
En la siguiente entrada te damos algunas sugerencias más, pero puedes ir practicando con estas cinco. O, al menos, con una de ellas para empezar. Como dice el antiguo proverbio chino: "Un viaje de mil millas comienza con un solo paso".
Dr. Vicente Fernández-Merino
Jefe de Servicio de Neuropsicología - Clínica Panaderos
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