martes, 27 de agosto de 2013

¿Otra vez el "síndrome postvacacional"?


Leemos estos días mucho en la prensa sobre el llamado síndrome postvacacional. Así que esta entrada no va a ser una repetición más de síntomas, posibles remedios, etc. Queremos, más bien, ofrecerte otro punto de vista que desdramatice un poco tanto dato. Vaya por delante que, si volver de las vacaciones a tu rutina diaria te causa realmente un problema, debes consultar a tu médico, puesto que los síntomas de dicho síndrome podrían estar enmascarando otro tipo de estado de angustia, depresión u otra afección subyacente.


A lo que vamos: ¡claro que a la mayoría nos fastidia que se acaben las vacaciones! Termina nuestro período de ocio, de libertad, de horarios relajados, de experiencias gratificantes (ojalá hayan sido así las vacaciones) y volvemos al trabajo, a un ritmo de vida más rutinario, más estresante y menos satisfactorio. Y eso no hace gracia. Necesitamos unos días para recuperar el ritmo habitual y centrarnos. Pero eso no significa que estemos enfermos (salvo, como hemos dicho, casos extremos que precisan atención especializada). Es completamente lógico que nos disguste. Sin embargo, todo pasará en pocos días. Además, podemos hacer más llevadera esta transición hacia las "no-vacaciones" y, para ello, te vamos a dar tres consejos que no son los más frecuentes contra este síndrome. Los consejos más habituales que hemos leído en otras páginas son del estilo: "procura no volver al trabajo el lunes, intenta tomarte las vacaciones en varios períodos, en lugar de en uno largo, comienza el trabajo gradualmente..." Muchas veces, esas posibilidades no están en nuestra mano. Lo que sí puedes hacer, porque depende solamente de ti, es:
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  • Cambia la perspectiva, sé más positivo: Los primeros días tras la vuelta, nos puede parecer que esa vida es horrible/aburrida/poco emocionante, pero en la mayoría de los casos, es sólo una percepción personal. Generalmente, nuestra realidad no es tan horrorosa. Muchos somos afortunados por tener un trabajo al que volver. Y, si estás en paro, esa vuelta puede ser una ocasión para buscar otras oportunidades de trabajo y/o formación. En ambos casos, una actitud negativa sólo puede perjudicarnos y una perspectiva positiva por sí sola no hará que las cosas cambien, pero puede hacérnoslas ver de otra manera. Y eso sí puede ser el principio del cambio.
  • Trae las vacaciones a la vida diaria: podemos aprovechar estos primeros días para pensar un poco en qué es lo que nos ha gustado tanto de las vacaciones y cómo podemos traer un poco de eso a nuestra vida durante el resto del año. ¿Un poco menos de rutina y un poco más de vacaciones? Pues de eso se trata, precisamente. Cuando sepamos qué nos ha gustado tanto, podemos pensar en cómo aplicarlo todos los meses que faltan hasta el próximo verano. Si hicimos actividades nuevas, eso no es exclusivo de las vacaciones. Podemos buscar otras que hacer un rato, en una tarde de diario, o los fines de semana. Si fue determinado sitio, intenta descubrir otros interesantes que estén cerca de tu lugar de residencia: planifica una escapada de fin de semana, o de un día festivo. Si fue el desengancharte de las obligaciones laborales, desconecta el móvil y no compruebes el correo de trabajo durante todo el domingo. Si te encantó la libertad de horarios, quítate el reloj el próximo sábado... Hay muchas posibilidades.
  • Frena cuando notes que tu estrés aumenta: no se puede negar que la realidad nos impone muchas veces un ritmo que acaba incrementando nuestro nivel de estrés. Pero también es cierto que nuestra propia inercia nos lleva con frecuencia a correr sin saber muy bien por qué, a hacer con prisa cosas que podríamos hacer con más calma. Y cuanto más corremos, más nos estresamos y, como estamos más estresados, corremos más y... ¡Frena! ¿Realmente es necesario correr tanto? Párate un minuto, respira profundamente y piensa si de verdad tienes que correr tanto. Recientemente escribíamos en este blog "El movimiento "Slow" y otras ideas para frenar a tiempo". Te recomendamos que le eches un vistazo. Tal vez encuentres alguna idea que te resulte útil para echar el freno cuando lo necesites. O, mejor, antes de que lo necesites. Ganarás en salud y bienestar.

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    Aparte de estos tres consejos, no queremos pasar por alto otros dos, que no están relacionados directamente con el síndrome postvacacional, pero que sí son muy apropiados para empezar este nuevo año laboral:
    • Cuídate: haz ejercicio y aliméntate de forma correcta (todos sabemos lo que eso significa) para mejorar tu forma física y tu equilibrio integral después de los excesos que se suelen hacer en verano.
    • Cuida a los demás: cultiva las relaciones humanas, dedica tiempo a charlar y, sobre todo, a escuchar, retoma contactos perdidos, recuerda que un café con un amigo es más gratificante que una entrada de Facebook o un Whatsapp... Al fin y al cabo, cuidar a los demás es una forma muy buena de cuidarse a uno mismo.
    En definitiva, no es que queramos negar la existencia del síndrome postvacacional: existe y, en algunos casos, los síntomas son graves y es necesario un tratamiento adecuado. Pero para la mayoría de nosotros, es sólo un fastidio que dura varios días y que, si lo enfocamos con la perspectiva adecuada, puede ayudarnos a tomar decisiones, tal vez pequeñas, pero que mejoren nuestro día a día, no sólo en vacaciones, sino durante todo el año. Para ello, nosotros te hemos ofrecido estos consejos, pero sólo tú puedes ponerlos en práctica.

    Clínica Panaderos - Área de Psicología