domingo, 11 de septiembre de 2016

Vuelta al cole y estrés: lo normal

Durante las últimas semanas estamos leyendo montones de artículos en prensa y entradas en blogs hablando sobre cómo preparar a los pequeños y no tan pequeños para la vuelta al cole: consejos para evitar el estrés de los niños, hacerlos protagonistas para que se involucren, participen y lo superen con más facilidad... Toda clase de opiniones y puntos de vista sobre tan "estresante" acontecimiento anual para los chavales.

Para algunos menores, la vuelta al cole puede ser problemática, especialmente en el caso de quienes hayan sufrido acoso escolar (el llamado bullying), niños muy introvertidos o con determinados problemas de carácter, que pueden necesitar una ayuda específica y un seguimiento más constante. También se complica un poco la situación en el caso de cambio de colegio, por lo que tendremos que estar atentos durante las primeras semanas o meses para asegurarnos de que la integración de nuestro hijo o hija es la adecuada y prevenir el fracaso escolar. Pero en la mayoría de los casos, y para la mayoría de escolares, es un proceso completamente normal: cientos de miles de alumnos vuelven a las aulas un poco nerviosos. En el caso de los adultos, hablábamos en nuestra entrada ¿Otra vez el "síndrome postvacacional"?  de que en general a todo el mundo le fastidia, al menos un poco, terminar las vacaciones y volver al trabajo y la rutina, pero muchas veces es sólo eso, un fastidio pasajero. Creemos que en los niños pasa más o menos lo mismo: de dos meses de libertad, juegos, algún viaje y horarios bastante flexibles, tienen que pasar a las obligaciones, deberes, estudios, horarios mucho más rígidos y responsabilidades. Y eso fastidia, pero nada más. Repetimos: no incluimos aquí los casos más difíciles, sino lo habitual en miles y miles de escolares.

Además, los niños tienen la ventaja de que les atrae volver a encontrarse con sus amigos, tener en muchos casos material escolar nuevo, recuperar el recreo..., situaciones que con frecuencia compensan la incertidumbre y la parte más negativa de esa vuelta al cole. Así que, insistimos, el proceso se completará en pocos días o semanas con total normalidad en la mayoría de los casos. Todos, desde pequeños, nos enfrentamos a diferentes situaciones de estrés y superar la vuelta al cole con naturalidad supondrá para los pequeños el refuerzo de sus propias capacidades.

Imagen de Freepik
Reconocemos que el asunto es más difícil para los alumnos de educación infantil, especialmente los de 3 años, a quienes un entorno desconocido y una situación totalmente nueva les produce frecuentes llantos e incluso rabietas. Una buena medida para ellos es que la despedida de los padres, abuelos, o la persona que los acompañe, sea lo más breve posible. Mejor dejarlos en la puerta del colegio que en la de la clase, nunca entrar con él en el aula (si los profesores no lo piden) y, si llora, no esperar a que se le pase, pueden ayudar a que el mal rato sea más corto. Las despedidas interminables con el niño o niña en brazos llorando y quejándose, más que ayudar, alargan innecesariamente este momento de angustia, por más que intentemos consolarlos y darles argumentos sobre lo bien que se lo van a pasar y lo mucho que van a aprender.

En cuanto a los niños algo mayores, es fundamental que no les transmitamos nuestra propia preocupación por su vuelta al cole. Los pequeños muchas veces oyen cuando parece que no están escuchando. Cuando se juntan unos cuantos adultos y, mientras sus hijos juegan, comentan: "espero que la profesora de este año sea mejor que la del pasado", o "a ver si este año lo lleva mejor, que el curso pasado lo empezó fatal", o comparten los comentarios de los temibles grupos de WhatsApp del cole, los niños pueden estar oyendo esas conversaciones, lo cual posiblemente incremente su estrés y su perspectiva negativa sobre la vuelta a clase.

En cualquier caso, no podemos olvidar que la sobreprotección es muy negativa: no podemos echar a correr cada vez que nuestro hijo se enfrenta al mínimo contratiempo, para protegerlo entre algodones, si queremos que crezca sano y capaz. Así que ayudémosles a superar la vuelta al cole quitando importancia a las pequeñas dificultades y dando una impresión de normalidad, aunque sin dejar de estar atentos a que todo vaya bien. Es como cuando los llevamos al parque: tenemos que dejarlos jugar, pero sin dejar de echarles un ojo.